Quizás sea por el hábito a la adrenalina que me estoy volviendo disléxica. Se me nota en los chats y en el habla. Yo no tomo muchas drogas, sólo azúcar, harina y chocolate. Y por mi curiosidad, mi insistencia y demás disparates no hago más que fabricar adrenalina. En cuanto a las relaciones, cuando alguien viene pidiendome consejo, después de hablar conmigo los aconsejados siempre rompen con sus parejas (aunque luego siempre vuelvan). Yo! que nunca he dejado una relación. O nunca a tiempo. O casi nunca, con lo bonitos que son los finales alargados. Pero reconozco que los finales repentinos ligados a una revelación dolorosa o una separación, aunque me hagan sentir como quedarme sin aire dentro del mar muerto; por lo menos eliminan toda la agonía. Que esta casi me deshilacha mucho más las fibras estomacales. Y por lo menos en un final repentino uno puede sonreir al vacío con ojos de miedo y eso significa mucha, mucha adrenalina.
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